El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, fallecido este viernes 9 de abril de 2021 a los 99 años, esposo a la reina Isabel II durante más de siete décadas. Pero siempre según el protocolo le mantuvo siempre unos pasos por detrás la soberana británica.
Felipe de Edimburgo, hijo del príncipe Andrés de Grecia y la princesa Alicia de Battenberg, nació en la isla de Corfú el 10 de junio de 1921, aunque abandonó el país heleno con tan solo 18 meses de edad ante la inestabilidad política que llevó a la abdicación de su tío, el rey Constantino I de Grecia.
Gracias a la intermediación del entonces monarca británico Jorge V, la familia real griega abandonó el país a bordo de un barco de la Armada británica, donde el pequeño príncipe tuvo que viajar en una cuna fabricada con una caja de naranjas.
Durante los años de exilio en París, su familia vivió con recursos limitados, cuando se presentó con 25 años ante Jorge VI para pedir la mano de la princesa, Felipe era un pretendiente discutido por su origen extranjero y por su empobrecida familia.
Se retiró de la vida pública en 2017, pero continuaba participando en eventos familiares y acaparando atención en los medios por sus recurrentes problemas de salud y por embrollos como el accidente de tráfico que sufrió en 2019, cuando con 97 años conducía un todoterreno en las inmediaciones de su residencia campestre de Sandringham.
Durante décadas cumplió la misión de acompañar a su esposa que llegó a caer enfermo en 2012, cuando cerca de los 91 años resistió durante hora y media el frío y el viento en una procesión fluvial por el Támesis que celebraba el sexagésimo aniversario de la ascensión al trono de la reina.
Ataviado con su uniforme militar de gala, sin abrigo, el duque se mantuvo en pie durante todo el desfile, pero al día siguiente fue ingresado por una infección, estuvo cinco días hospitalizado y se perdió el resto de las celebraciones por el llamado “Jubileo de diamante”.
Pronto se ganó el favor de los británicos y a partir de 1960 dedicó parte de su tiempo a múltiples organizaciones benéficas y a la conservación del entorno natural, una pasión que heredaría su primogénito, el príncipe Carlos, heredero de la Corona.
Su primogénito, Carlos, nació en 1948, y la princesa Ana lo hizo en 1950, antes de que Isabel II accediera al trono. Tras la coronación, nacieron el príncipe Andrés, duque de York (1960) y el príncipe Eduardo, conde de Wessex (1964).
El duque ha mantenido una relación cercana con sus nietos Guillermo y Enrique, especialmente tras la conmoción que supuso la muerte en 1997 de su madre, la princesa Diana de Gales.
Fue Felipe quien pidió a ambos príncipes que caminaran tras el ataúd de Lady Diana en el funeral, y quien insistió en mantener la privacidad de la familia en esos momentos dolorosos a pesar de las críticas que recibieron la reina y él por no aparecer en público hasta varios días después del entierro de la “princesa del pueblo”.