Altamira, Tamaulipas.- Cuando ingresó al Hospital General de Altamira con dificultad respiratoria, Florentina, de 41 años de edad, no pensó que pudiera ser COVID-19, se preocupaba por su hijo, encargado con un vecino, ya que quizá no volvería a verlo.
Originaria de Tantoyuca, Veracruz y con residencia actual en Altamira, llegó en demanda de atención médica el pasado 7 de agosto al área de urgencias, con antecedentes de asma y sin responder al tratamiento.
“La experiencia que nos ha dado tratar todos los días contra el coronavirus, la entrega del personal que se encuentra en primera línea de atención y la capacidad resolutiva de nuestro hospital fueron determinantes para poder salvar su vida” señala su directora, la Dra. Diana Elizabeth Flores Alcorta.
“En el pico más alto de la pandemia, por clínica, no podemos descartar ningún síntoma que pueda indicarnos la presencia del virus” destaca la funcionaria, luego de mencionar que las pruebas rápidas salieron negativas a COVID-19, pero finalmente fue por PCR como se obtuvo el diagnóstico certero.
Durante 33 días luchó contra un enemigo invisible y más de una semana estuvo intubada tras presentar niveles críticos de oxígeno, desde el 9 hasta el 22 de agosto, cuando fue extubada con éxito.
“De ahí en adelante fue progresando y estuvo en observación hasta que finalmente pudo obtener buena saturación con aire ambiente” dijo Flores Alcorta y añadió que durante los próximos días estará en proceso de recuperación en su domicilio.
De oficio empleada doméstica, con un hijo adolescente, sin ninguna derechohabiencia y único sostén de su familia, Florentina, fue despedida con aplausos por el personal de la institución, al obtener su alta hospitalaria.