En el 2020 la misteriosa anomalía del Atlántico Sur (SAA, por sus siglas en inglés) apareció por el Océano Atlántico entre Sudamérica y África.
Esto significó el descubrimiento de que nuestro campo magnético no era completamente uniforme y que la parte más débil se encontraba en esta área.
Ahora los últimos datos muestran una fuerte profundización y un avance hacia el oeste que podría desencadenar un mayor riesgo de daños por radiación a los satélites e interferencias en las comunicaciones de radio.
Los científicos aclararon que esta irregularidad es uno de los componentes monitoreados en el marco del Modelo Magnético Mundial (WMM, por sus siglas en inglés) y —por ende— una herramienta clave para la navegación submarina y aérea.
De acuerdo con un informe publicado en enero del 2023 por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), la llamada Anomalía del Atlántico Sur notoriamente, sigue incrementándose y expandiéndose. Las mediciones lo confirman, pues reflejaron un aumento del 5 por ciento en los últimos tres años analizados.
Ya sabemos que la intensidad del campo magnético terrestre no es uniforme y —principalmente— se encuentra débil entre África y América del Sur.
El hecho por sí solo desconcierta a los científicos, ya que se ha verificado en estudios previos que se extiende progresivamente en torno a unos 20 kilómetros por año.
No han parado los estudios en torno a este fenómeno, pues los satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA) intentan desenmarañar sus misterios desde hace varios años, pero aún no se comprende en profundidad por qué continúa ampliándose.
Y es que de acuerdo con un artículo publicado en The Debrief, los especialistas saben que la anomalía tiene lugar en un espacio en el Océano Atlántico Sur que coincide con un área donde el cinturón de radiación de Van Allen —un sector de la magnetosfera terrestre donde se concentran grandes cantidades de partículas cargadas de alta energía y hace su mayor acercamiento al planeta.
En ese sector, el flujo resultante de partículas energizadas produce un mayor rendimiento de radiación ionizante que en consecuencia reduce la protección del campo magnético terrestre frente a los peligrosos y dañinos vientos solares —entre otras manifestaciones del violento clima espacial—.
Este fenómeno es detectable por los satélites que orbitan la Tierra y es una de las variables analizadas en el marco del Modelo Magnético Mundial (WMM, según las siglas en inglés).
Según el Modelo Magnético Mundial —que es un sistema armónico esférico del campo de la Tierra— esta protección invisible está en un “lento cambio” temporal.
Es elaborado a través de datos obtenidos por varias agencias gubernamentales internacionales como una capa que está en constantes cambios que detonan en una actividad que se rige por el núcleo de nuestro planeta.
Este programa debe actualizarse —aproximadamente— cada cinco años… y tras el último almacenamiento de datos, mostró una “profundización de la Anomalía del Atlántico Sur”, esto de acuerdo a un comunicado. “La SAA se está profundizando y avanzando hacia el oeste”, afirmaron los científicos en el informe completo.
Agregaron que “el área afectada ha aumentado alrededor de un 5 por ciento durante este tiempo. Este contorno se aproxima a la región donde es más probable que ocurran daños por radiación a los satélites”.
Y es que la Anomalía del Atlántico Sur tiene distintos impactos potenciales, que van desde desperfectos en los satélites —debido a la radiación excesiva— hasta la obstrucción de la propagación de ondas de radio —que son vitales para la comunicación global—. A la par los científicos también creen que la SAA impacta en las regiones polares, aunque aún se desconoce la magnitud de esta influencia.
Aunque las comparaciones suenan alucinantes, las comparaciones realizadas con los datos del 2019 en comparación con los actuales —obtenidos por la ESA y sus satélites Swarm— permiten concluir que, por el momento, los modelos actuales siguen siendo preciosos.
Esto significa que el Modelo Magnético Mundial puede seguir utilizándose con seguridad en los sectores claves como en la navegación submarina y aérea, así como el seguimiento de antenas, la determinación de la deriva de icebergs o las aplicaciones de geolocalización en los teléfonos inteligentes, entre otros.
Científicos de la NASA consideran fundamental conocer cómo se comporta la anomalía y cómo minimizar sus efectos. Pero debemos esperar a una mayor recopilación de información y eso solo nos lo dará el tiempo y el comportamiento del campo magnético terrestre.