Los investigadores son personas que siempre se encuentran en constante movimiento: es imposible mantenerlos quietos. Siempre están dispuestos a descubrir más y más cosas que sean capaces de satisfacer su enorme curiosidad. Por ejemplo, recientemente se llevó a cabo un hallazgo en los límites del conjunto urbano Nonoalco- Tlatelolco, ubicado en la Ciudad de México. A pesar de que ya había sido reportado en el año de 1960, por el arqueólogo Francisco González Rul, se reveló que se encontraron vestigios de una aldea de ocupación teotihuacana.
La cultura teotihuacana fue una de las más importantes civilizaciones precolombinas mesoamericanas. Surgió en el noreste del Valle de México, alrededor de la ciudad de Teotihuacán y tuvo su esplendor entre los años de 200 d.C. a 550 d.C. Se trata de una de las culturas más misteriosas del continente, ya que es un poco difícil determinar sus orígenes y el porqué de su desaparición.
Teotihuacán fue el primer centro urbano en el Valle de México, que alcanzó 20 kilómetros cuadrados de extensión, logrando albergar a 150 mil habitantes. Fue influencia para otras civilizaciones mesoamericanas, por ejemplo, las ciudades mayas de Tikal y Chichén Itzá tomaron elementos del arte y la cultura teotihuacana, y siglos después, los aztecas peregrinaron a esta ciudad abandonada para rendir tributo a sus dioses.
Con referencia al descubrimiento, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por medio de un comunicado emitido el pasado miércoles, informó que dicho hallazgo se llevó a cabo entre los meses de marzo y junio, donde se identificaron 6 etapas culturales de ocupación: dos prehispánicas (teotihuacana y mexica) y cuatro históricas (una del siglo XVIII, otra del siglo XIX y dos del siglo XX).
Fue posible reconocer este asentamiento gracias a construcciones tales como canales, pisos, apisonados, alineamientos de piedra, huecos de poste, un pozo artesiano, renivelaciones de buena factura alternadas con cerámica y el hallazgo de tres entierros humanos, según informó el INAH. Sobre las inhumaciones, dos corresponden a un adolescente y a dos adultos, añadiendo a tal descubrimiento cajetes pulidos de base anular que poseían características teotihuacanas.
“Con estos nuevos hallazgos se ha consolidado y demostrado la existencia de una aldea de ocupación teotihuacana en el área de Tlatelolco”, dijeron los arqueólogos Juan Carlos Campos Varela y Mara Abigail Becerra Amezcua, directores de esta investigación. Y de acuerdo con la evidencia encontrada, se puede ubicar esta aldea cronológicamente en los años 450-650 de nuestra era, que corresponde con el periodo Clásico en las fases de Xolalpan Tardío- Metepec, de acuerdo con el INAH.
Fue en el año 1988 que el arqueólogo González Rul planteó la idea de la existencia de un “tlatel” o ‘poblado’, localizado en lo que actualmente es Tlatelolco, concebida como una aldea de pescadores- recolectores, los cuales tenían como principio de subsistencia el autoconsumo y aprovechamiento de los recursos lacustres del lago de Texcoco.
El INAH declaró como concluidas las obras de investigación y ahora se centran en los estudios de los restos recuperados y los objetos encontrados, aparte de que trabaja en las obras de reconstrucción del área donde se llevaron a cabo las excavaciones.