Más de 5 mil palestinos murieron en la asediada Franja de Gaza desde que empezaron los bombardeos israelíes el 7 de octubre, en represalia a la sangrienta ofensiva de Hamás contra Israel, según el grupo islamista que gobierna el enclave, golpeado nuevamente este lunes por cientos de ataques aéreos.

El ejército israelí intensifica sus bombardeos sobre la Franja de Gaza desde el domingo, con vistas a una posible operación terrestre en respuesta al ataque inédito de Hamás, el más letal desde la fundación de Israel en 1948, que dejó mil 400 muertos.

Las milicias islamistas tomaron también a 222 rehenes durante su incursión. El brazo armado del grupo, que gobierna el enclave palestino desde 2007, anunció este lunes que había liberado a dos mujeres más “por razones humanitarias apremiantes” gracias a la mediación de Qatar y Egipto.

Los medios israelíes identificaron a las dos mujeres como Yocheved Lifshitz y Nurit Kuper, dos octogenarias del kibutz Nir Oz. Otras dos rehenes fueron liberadas el viernes.

Israel prometió “aniquilar” al movimiento islamista y lo bombardea diariamente. Al menos 5 mil 87 personas murieron hasta ahora en estos ataques, incluyendo 2 mil 55 niños, informó Hamás.

Los ataques también dañaron al menos 181 mil viviendas, de las cuales 20 mil quedaron totalmente destruidas o inutilizables en este pequeño territorio de 362 km2, donde viven hacinados 2.4 millones de personas.

El territorio está bajo un “asedio total” desde el 9 de octubre, cuando Israel cortó los suministros de agua, comida, electricidad y combustible.

Pero la ayuda humanitaria empezó a llegar a cuentagotas el sábado desde el paso de Rafah, en la frontera con Egipto. Un tercer convoy de 20 camiones entró este lunes.

La ONU considera sin embargo que es insuficiente y que se necesitan al menos 100 camiones diarios para responder a las necesidades de la población.

La comunidad internacional teme que la guerra entre Israel y Hamás escale y se desborde a otros países de Oriente Medio en un momento en que también hay cruces de disparos entre tropas israelíes y milicianos de Hezbolá en la frontera de Líbano.

Yocheved Lifshitz, de 85 años, quien fue liberada en días pasados tras las intervenciones de otros países en la guerra que actualmente se vive entre Israel y Palestina.

La mujer recuperó su libertad y saló al mundo exterior en una silla de ruedas y vestida de negro de pies a cabeza. El pasado lunes 23 de octubre, la adulta mayor concedió una entrevista a medios hebreos, en la que habló sobre su experiencia como rehén de Hamás, esto desde el Hospital Ichilov de Tel Aviv, donde se encuentra hospitalizada su hija de 52 años de edad.

Al ser cuestionada sobre su experiencia como rehén de Hamás, la adulta mayor reveló que ella fue secuestrada el 7 de octubre, agregó que durante su captura fue golpeada a palazos: “irrumpieron en nuestras casas. Golpearon a la gente. Secuestraron a otros, a viejos y jóvenes sin distinción. Los jóvenes me golpearon en el camino. No me rompieron las costillas, pero me dolía y tenía dificultad para respirar”, dijo.

No obstante, la mujer comentó que durante su estancia en la Franja de Gaza recibió “buenos tratos” por parte de sus captores, quienes en todo momento les brindaron los productos necesarios para su estadía. “Parecían realmente preparados, como si lo hubieran ocultado durante mucho tiempo. Se ocuparon de todas las necesidades de las mujeres, champú y acondicionador”, mencionó Yocheved.

Yocheved también dio a conocer que durante su estadía comprobó que los miembros de Hamás le brindaron atención a las personas heridas. “Uno de los hombres resultó gravemente herido en un accidente de moto en el camino, fue atendido por paramédicos. Mantenían el lugar limpio y estaban muy preocupados por nosotros”, agregó. De igual manera, la adulta mayor dijo que estuvo cautiva en túneles subterráneos: “hay una enorme red de túneles debajo, parecía una telaraña. Después de eso no supe a dónde me llevaron”.

Finalmente, la adulta mayor comentó que estrechó la mano de sus captores en agradecimiento a los cuidados que recibió, ya que durante su estadía en la Franja de Gaza le brindaron medicamentos, comida y aseo personal: “nos cuidaron”.

“Se aseguraron de que pudiéramos estar limpios y comer, nos dieron pan de pita, pepino, queso duro y queso crema bajo en grasa y esa fue nuestra comida para todo el día. A cada guardia se le asignaba un prisionero y hablaban y comían con ellos todos los días”.

“Además, un médico nos examinaba todos los días y proporcionaba los medicamentos necesarios. Estaban muy preocupados por la higiene y temían que algo ocurriera. Teníamos baños que limpiaban todos los días”, sentenció.