La diabetes es una enfermedad metabólica y crónica cuyo origen radica en la incapacidad del páncreas para sintetizar la calidad de la insulina requerida por el cuerpo humano para convertir el azúcar en la sangre en energía.
La función más destacada de la insulina es mantener a raya los valores de glucosa en la sangre; permitiendo que ingrese al organismo y sea transportada al interior de las células para transformarla en energía para los músculos y tejidos del cuerpo.
Es bien conocido que el ejercicio es una de las actividades físicas que tiene más aportes positivos a la salud del ser humano. La revista Semana señala que en el caso de la diabetes, el ejercicio regular es uno de los tratamientos que tiene más eficacia en el control de la diabetes.
Es de suma importancia monitorear los niveles de azúcar en la sangre antes, durante y después de hacer ejercicio, pues esta actividad agota las reservas de azúcar almacenadas en los músculos y en el hígado.
La cantidad de esfuerzo que se aplique al ejercitarse también influye en la afectación de los niveles de azúcar en la sangre, pues estos niveles pueden reducirse durante cuatro u ocho horas después de la actividad física, de hacerse con cuidado, se corre el riesgo de sufrir de niveles bajos de azúcar en la sangre o hipoglucemia, es por ello que para evitar que caigan demasiado las cifras, se consuman alimentos que contengan carbohidratos como frutas y galletas.
Como los niveles de azúcar en la sangre pueden descender más de lo normal durante el ejercicio, es importante que tener en cuenta que si el entrenamiento se prolonga, se monitoreen las cifras cada 30 minutos.
En caso de que los niveles caigan por debajo de los 70 mg/dL (3.9 mmol/L) se detenga el ejercicio y se tomen medidas, manteniéndose atento a síntomas como temblores o debilidad.