Es común escuchar hablar del colesterol y los triglicéridos y de cómo estos pueden conllevar un riesgo de padecer alguna enfermedad cardíaca si ambos presentan niveles elevados.
El colesterol es una sustancia cerosa que se parece a la grasa, explica Medline Plus, mientras que los triglicéridos “son un tipo de grasa que se encuentra en la sangre”, añade Clínica Mayo.
“Cuando comes, el cuerpo convierte todas las calorías que no necesites usar de inmediato en triglicéridos. Los triglicéridos se almacenan en las células grasas. Más tarde, las hormonas liberan triglicéridos para obtener energía entre las comidas”, explica la organización sin fines de lucro en su sitio web.
De acuerdo a los datos que aporta el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre los siguientes son valores que debe tener en cuenta para determinar si sus triglicéridos están normales o elevados.
• Saludables: Por debajo de 150 miligramos por decilitro (mg/dl) en adultos
• Ligeramente altos: Entre 150 y 199 mg/dl
• Altos: Entre 200 y 499 mg/dl
A esta clasificación Clínica Mayo agrega “muy alto” cuando los valores sobrepasan los 500 mg/dl o más (5.7 mmol/l o más).
Para determinar cuál es el nivel de sus triglicéridos se recurre a una prueba de sangre en ayunas.
El Instituto Nacional del Corazón agrega que cuando hay concentraciones altas de triglicéridos en la sangre esto puede aumentar el riesgo de desarrollar un accidente cerebrovascular o enfermedades cardíacas.
Otro dato que debe tener en cuenta es que cuando los niveles de triglicéridos están altos no se produce ningún síntoma, pero cuando están muy altos y se ubican por encima de 500 mg/dl aumentan “el riesgo de una inflamación súbita del páncreas denominada pancreatitis aguda” que se manifiesta a través de un dolor abdominal intenso.
Clínica Mayo detalla que la pancreatitis aguda puede tener también síntomas como fiebre, vómitos, pulso acelerado, malestar estomacal y dolor en la parte superior del abdomen que se extiende hacia la espalda.
Añade el sitio de salud que la pancreatitis aguda puede mejorar por sí sola, mientras que las de tipo grave pueden requerir tratamiento hospitalario. (I).