La reciente divulgación de estudios realizados por la Universidad de Warwick y la NASA ha puesto en vilo a la comunidad científica y a la población en general. La revelación sobre el destino final del Sol ha generado preocupación y un sinfín de preguntas sobre el futuro de nuestro Sistema Solar y, más específicamente, sobre la supervivencia de la Tierra. ¿Realmente estamos tan cerca de un evento catastrófico? A continuación te explicamos qué dice dicha investigación.
Según los científicos de la Universidad de Warwick y la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como NASA, el Sol, la estrella central de nuestro Sistema Solar , tiene una fecha de caducidad. No será un proceso inminente, pero sí inevitable.
En este sentido, se estima que en aproximadamente 5.000 millones de años el Sol habrá agotado la mayor parte de su núcleo de hidrógeno, que es su principal fuente de energía. En este punto, la fusión nuclear que sostiene al cuerpo celeste en cuestión dejará de ocurrir como lo conocemos y la estrella comenzará a expandirse, convirtiéndose en un gigante rojo.
Es importante señalar que la expansión del Sol en su fase de gigante rojo tendrá consecuencias catastróficas para los planetas más cercanos. Mercurio y Venus serán devorados por la estrella moribunda; pero, ¿qué pasará con nuestro planeta? Aunque la Tierra no será directamente consumida por el Sol, su atmósfera sufrirá una erosión severa debido a los vientos solares intensificados, transformándola en un ambiente hostil y posiblemente inadecuado para la vida.
Sin embargo, a pesar de que la desaparición del Sol como lo conocemos no ocurrirá en el corto plazo, la creciente preocupación se debe a otros factores que podrían acelerar el deterioro de las condiciones de vida en la Tierra.
Uno de los factores más destacados es el incremento de la luminosidad solar, que podría afectar de manera crítica a los océanos y al clima global.
Además, problemas creados por el ser humano, como el calentamiento global, podrían agravar la situación y hacer que la Tierra se vuelva inhabitable mucho antes de la fecha estimada de la expansión solar.