El papa Francisco lamentó este miércoles su tristeza y consternación por los asesinatos de dos sacerdotes jesuitas y un guía turístico en una iglesia remota en las montañas del estado de Chihuahua.
El Papa dijo que “hay tantos asesinatos en México. Estoy cerca, en afecto y oración, de la comunidad católica afectada por esta tragedia”, expresó.
El Santo Padre al enterarse de lo ocurrido, lamentó los hechos y la muerte de estos dos religiosos a los que llamó “hermanos“.
Los delincuentes no sólo los privaron de la vida si no que también cargaron los tres cuerpos en la parte trasera de una camioneta, los cubrieron con plástico y se los llevaron, según el padre Luis Gerardo Moro Madrid, jefe de la orden en México.
“Denunciamos el homicidio de nuestros hermanos. Exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas”, detalló en un comunicado la orden religiosa.
“Se continúa con la investigación para dar con su paradero y no permitir la impunidad”, agregó la dependencia.
La oficina en México del Alto Comisionado para Derechos Humanos de la ONU condenó el crimen de estos religiosos, quienes, señala, realizaban “un importante trabajo social y pastoral” entre los indígenas de la etnia tarahumara.
“El asesinato de estos dos reconocidos sacerdotes nos recuerda la situación de violencia extrema y vulnerabilidad que enfrentan las comunidades de la Sierra Tarahumara en Chihuahua”, señaló Guillermo Fernández-Maldonado, representante en México de la ONU-DH.
La Conferencia del Episcopado mexicano también condenó la “tragedia” y exigió “una pronta investigación”, además de seguridad para los sacerdotes del país.
Unos 30 curas han sido asesinados en la última década en México, según la ONG Centro Católico Multimedial.