actividad solar se intensifica significativamente, teniendo a manchas ardientes de plasma y a corrientes de potente radiación como sus principales manifestaciones.
A su vez, el máximo solar tiene en el mínimo solar, un punto de baja actividad en la estrella, su contraparte y punto de partida. Los científicos detectaron el primero de estos ciclos entre 1755 y 1766. El proceso actual, según reporta la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus silgas en inglés) comenzó en diciembre de 2019.
A pesar de las previsiones, el ciclo que está experimentando el Sol ha sido bastante inusual, en comparación a los que anteriormente han sido monitoreados. Ya desde el último mes de 2022 los científicos habían detectado el mayor número de manchas solares de los pasados ocho años. Para enero, las observaciones dieron mayor constancia del continuo aumento de estas regiones.
Otra fuerte llamarada solar fue captada por la NASA el lunes 7 de agosto. Se considera que esta causó la degradación y la pérdida total de las comunicaciones de radio de alta frecuencia en la parte iluminada de la Tierra por el Sol.
Tzu-Wei Fang, investigador del Centro de Predicción Meteorológica Espacial de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), explicó a Live Science que las consecuencias para la Tierra del máximo solar dependen de sí las tormentas del Sol chocan con el planeta azul.
Fang dice que, derivado de una ionización de la atmósfera, se pueden generar apagones en la radio y los satélites, estos factores anularían temporalmente los sistemas de radio de largo alcance y los GPS. Sin embargo, añade el experto, los inconvenientes podrían ser catastróficos si el apagón prolongado coincidiera con un desastre natural de la clase de un terremoto o tsunami.