Los descubrimientos en el espacio no cesan ni dejan de sorprendernos, unos por su asombrosa belleza y otros por la peculiaridad de sus características, como el caso de las gigantescas estructuras de galaxias Gran Anillo y el Arco Gigante, las cuales son objetos celestes que, a causa de su naturaleza contradictoria a las teorías formuladas sobre el espacio, no deberían existir. Sin embargo, una vez más el Universo nos demuestra que hay muchas cosas que aún no conocemos y tiene para ofrecernos.
Otro ejemplo de esto es un fenómeno que, si bien se descubrió en abril del 2023 por el telescopio espacial James Webb, los científicos aún no han podido encontrar una explicación a su origen.
No obstante, un reciente estudio fusionó datos del Observatorio de rayos X Chandra de la NASA y el telescopio James Webb para comprender mejor el origen de este fenómeno. Se trata de una característica conocida como “monstruo verde”, el cual forma parte de una onda expansiva que bordea el campo de escombros de una explosión estelar, el cual se visualiza como un anillo de luz verde en el remanente de la supernova.
Este “monstruo verde” fue detectado en el remanente de la supernova Cassiopeia A (Cas A), la cual se encuentra situada a 11.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Cassiopeia.
Este remanente de supernova es una explosión estelar que ha llamado la atención de los astrónomos, pues la estrella que dio origen a Cas A tuvo una vida corta, aunque intensa, ya que consumió su combustible nuclear a un ritmo bastante acelerado.
Por ello, al momento de colapsar, ocasionó una poderosa explosión que, por breves momentos, opacó la luz de toda su galaxia.
Cuando esto sucedió, la luz llegó a la Tierra hace más de 300 años, allá por 1671. Y aunque esta estrella fue clasificada por el astrónomo británico John Flamsteed como una estrella, no hay registros históricos que confirmen este evento. Y no fue sino hasta el siglo XX que se reveló la existencia de una intensa fuente de ondas de radio en Cassiopeia.
Para obtener una mejor imagen de Cassiopeia A (Cas A), se necesitó de la colaboración combinada de los telescopios James Webb, Hubble, Spitzer y Chandra de la NASA, con lo cual se logró la captura de una imagen detallada nunca antes vista.
El Observatorio de rayos X Chandra capturó los escombros calientes de dicha explosión, mientras que el James Webb puede observar cientos de materiales que no han sido alterados por estas ondas de choque, los cuales se conocen como “prístinos”.
Este estudio plantea que este objeto tuvo su origen cuando una onda expansiva chocó con material que ya había sido desechado por la estrella, aproximadamente entre 10,000 y 100,000 antes de que sucediera la explosión.
Y de igual manera, el estudio ha ayudado a aclarar que, aunque el monstruo verde aparece en las imágenes de Cas A, este no forma parte de ella.
Para poder observar más a detalle, los investigadores eliminaron al monstruo verde con ayuda de una herramienta digital, de esta manera fue posible desbloquear el fondo y ver todo lo que se escondía detrás de este fascinante fenómeno, cerca del centro de Cas A. Esto también supuso un logro, ya que era la primera vez que se observaban las entrañas de una explosión de supernova con tanto detalle y tan bien conservada.
La investigación científica jamás dejará avanzar, por lo que este tipo de descubrimientos abren las puertas hacia nuevos modelos teóricos, para desmentir y reestructurar los que ya estaban planteados o para confirmar lo que se tenía pensado acerca de algún tema. Sin embargo, aunque se encuentren respuestas a algunas preguntas, siempre surgirán más y más que pondrán en alto los misterios que el Universo nunca deja de ofrecernos.