Los panteones de Victoria se llenaron de familiares de los difuntos con motivo del Día de Muertos, pues, a diferencia del año pasado, cuando fueron cerrados los cementerios a causa del Covid-19, cientos de personas acudieron al camposanto para rendir tributo a sus difuntos como no lo hicieron en 2020.
Hubo familias enteras y de buen número que convivieron frente a la tumba de su difunto; hasta música les pusieron.
El olor a flores, los estrechos pasillos de estos panteones y entre ellos, niños, adultos y personas de la tercera edad recorren el sitio para encontrar la tumba del ser querido.
El semáforo amarillo en la capital ha provocado que las flores de cempasúchil, arreglos florales, globos y veladoras vuelven a adornar las lápidas. En el aire rondan los sonidos de las canciones que eran del agrado del difunto.
En una de las lápidas la señora Carmela Rivera escucha, cabizbaja y en silencio, una de las canciones que le gustaba a su hermano Antonio, quien falleció en este año a causa del Covid-19. Ella es una de las cientos de personas que acudieron al panteón.
Más adelante, de las tumbas Alfredo y su madre observan con emoción la lápida de su padre y esposo, respectivamente. En ese lugar también descansan los restos de sus abuelos. Entre lágrimas la señora recuerda que hace un año su esposo partió de este mundo víctima del cáncer.
“Ya tenía más de un año de no poder traerle flores, pues ya teníamos muchas ganas de venir a visitarlo a él y a mis abuelos. Desde niño he venido a dejar flores, mi padre vino aquí a dejar flores a mis abuelos y ahora nos toca a nosotros”, comentó Alfredo.
En uno de sus costados de este cementerio del cero Morelos, una familia acomoda globos, juguetes y dulces sobre una tumba que guarda los restos de tres niños que fallecieron en un accidente.
En otra tumba una madre llora desconsolada, recordando a su hijo que murió víctima de una bala perdida.